Alguna vez os he comentado mi opinión de que las piedras que pinto, de alguna forma, llegan a mí, se hacen ver y saben llamar mi atención para ser elegidas.
Esta es la sencilla historia de una preciosa piedra gris oscuro, de origen volcánico y con capacidad para ser musical.
Ocurrió que el día "D", en la hora "H", me encontraba paseando en la mística línea donde se unen océano y tierra. Pese a haber visitado este lugar en innumerables ocasiones, esta vez era distinto porque mi facultad para encontrar tesoros ha cambiado. :)
El agua salada llegaba a la orilla y cubría de espuma y frescor multitud de piedras con una gran y larga historia de siglos tras de sí. A todas ellas mojaba en mayor o menor medida, a todas menos a una, que conseguía mantenerse en superficie, casi intacta, mostrándose entre el ir y venir del océano. De esta forma la vi. Aunque no quería mojarse, sí participaba en la melodía y "cloc-cloc" de las piedras en el batir de las aguas. Se dejaba mecer por el agua y las piedras que quedaban bajo ella.
La cojo y está tan fría!
Automáticamente miro hacia la línea del horizonte, imaginando cuanto ha podido presenciar esta piedra. Llevará allí largos veranos, años, siglos… ha podido ser testigo de desembarcos, naufragios, rebeliones, vida, misterios, avances tecnológicos… testigo de tantos y tantos amaneceres, puestas de sol, voces, canciones, susurros… me emociona pensar en todo esto, cual fue su origen… y como de alguna forma, hoy y solo hoy, a pesar del número de veces que he estado aquí, hoy se ha mostrado y de alguna forma ha llamado mi atención. Hoy y solo hoy, ha cambiado su destino.
Es una piedra preciosa, grande, no la voy a dejar sola; tres más se vienen conmigo, forman parte de la misma playa, de la misma historia y con seguridad del mismo origen. Algo las une y van a seguir unidas.
Me falta tiempo para pintarla, me pongo nerviosa!
Realmente no sé que es lo que voy a pintar en esta piedra preciosa, pero sí se que técnica utilizaré. Tan sencillo como dejarme llevar, estoy segura de que el resultado valdrá la pena.
Y tanto.
Después del éxito obtenido con la primera, soy plenamente consciente de como haré con las otras tres piedras. Se mantuvieron unidas por unas razones naturales, ahora seguirán unidas por unos colores, un mandala y unos sentimientos y vínculos que unen a cuatro mujeres únicas.
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