Son muchas las ocasiones en las que intentamos mirar hacia adelante y solo vemos obstáculos difíciles de salvar.
Nos enmarañamos en complejidades que sí existen y consideramos difícil o imposible desenredar la madeja de nuestras emociones o vivencias.
Un paisaje así puede suponernos una terrible ansiedad por lo lejano del horizonte, por la sucesión de obstáculos ondulantes, o porque sencillamente no vemos nuestro camino, no sabemos que dirección tomar.
Es el momento entonces de parar, observar, cambiar la ecuación y aprender a mirar de otra forma. A tirar del hilo de la madeja, poco a poco, observando como se mueve para desenredar con éxito. A avanzar sin ver el camino, valientes y osados sí, para descubrir que el camino se abre con nuestro avance.
A escuchar y comprender el lenguaje no verbal.
A tomar decisiones y ser consecuentes con ellas, o rectificar si se demuestran equivocadas.
Rectificar. Abrir los ojos y avanzar. Somos sabios por naturaleza aunque a veces nos cueste oír nuestro "yo" interno.
Muchos días he observado un paisaje así, pareciéndome tan difícil que llegaba a cuestionarme porqué estaba ahí en ese momento y porqué decidí emprender una empresa como atravesar media España en bici.
Cada día la línea del horizonte estaba un poquito más cerca, cada obstáculo se iba salvando con calma, serenidad y esfuerzo, sirviendo cada uno a prepararme para el siguiente, para finalmente llegar al destino previsto.
Como la vida misma.
Parar, observar y disfrutar del paisaje ¿porqué no? Es completamente necesario para avanzar con éxito. Simplificar el horizonte a cada una de las lomas ondulantes vistas por separado, no en global, para tener una meta más cercana, más alcanzable.
Dedicado a todo/as lo/as que necesitan "parar" para comenzar a "moverse".
Y mientras tanto, disfrutad del paisaje!!
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